«Esta parte del
mundo.» La parte a la que ella se refiere no es Merweville o Calvinia, sino la
totalidad del Karoo, tal vez el país entero. ¿Quién tuvo la idea de construir
carreteras y tender líneas férreas, levantar ciudades, traer a la gente y
ligarla a este lugar, ligarla con remaches a través del corazón, de modo que no
puedan marcharse? «Es mejor liberarte y confiar en que la herida cicatrice», le
dijo él cuando caminaban por el veld.
Pero, ¿cómo puedes liberarte cuando estás sujeto por esa clase de remaches?
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«Lo mejor es
separarte de lo que amas –le había dicho él durante su paseo–, separarte y
confiar en que la herida se cure.» Ella le comprende a la perfección. Eso es lo
que comparten por encima de todo: no sólo el amor a esta finca, esta kontrei, el Karoo, sino la comprensión
que acompaña al amor, la comprensión de que el amor puede ser excesivo. A los
dos se les concedió pasar los veranos de su infancia en un lugar sagrado. Ese
goce no puede repetirse jamás. Es mejor no visitar los lugares del ayer y salir
de ellos añorando lo que se fue para siempre.
Fragmentos de Verano, de J.M. Coetzee (traducción de
Jordi Fibla Feito, para Random House Mondadori).
Ha sido mi última lectura y la he disfrutado al igual que disfruté "Desgracia". Tengo un par de anotaciones del libro pero... vaya... no lo tengo a mano.
ResponderEliminarun gran escritor... voy ahora a por Hombre lento, otro de sus libros de la pasada década.
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