sábado, 24 de mayo de 2014

Sábado noche, domingo mañana


- He dicho que yo soy tan bueno como el que más, ¿no? –preguntó Arthur–. Y es lo que pienso. ¿Te crees que si ganó a las quinielas te daría un penique? ¿O se lo daría a alguien? Yo diría que no. Me lo guardaría todo para mí, aparte de algo para mi familia. Les compraría una casa y les dejaría la vida asegurada para siempre, pero los demás ya me lo pueden pedir de rodillas que no les daré nada. He oído que hay tipos que cuando ganan con las quinielas reciben miles de cartas con peticiones, pero ¿sabes lo que haría yo si las recibiese?: una hoguera con ellas. Porque no creo en eso de compartir ni en ser equitativo, Jack, como esos tipos que a veces echan discursos sobre unas cajas de detergente fuera de la fábrica. Me gusta escucharlos hablar de Rusia, de las granjas y las centrales eléctricas que tienen allí, porque es interesante, pero cuando dicen que si ellos llegaran a gobernar todo el mundo tendría que compartir y ser equitativo, eso ya es otro cantar. Yo no soy comunista, te lo digo, pero ellos me caen bien porque son distintos de esos peces gordos, los bastardos conservadores del Parlamento, y de esos infelices de los laboristas también. Nos roban los sueldos cada semana con pólizas de seguros e impuestos, y encima pretenden convencernos de que es por nuestro propio bien. Yo sé lo que me gustaría hacer con el gobierno. Iría por todas las fábricas de Inglaterra repartiendo series y más series de numeritos y rifaría la sede del Parlamento. «Por seis peniques, chicos –les diría–. Una buena casa grande para el ganador.» Y cuando hubiese logrado un buen pellizco me instalaría en algún sitio con quince mujeres y quince coches, eso haría… Pero, ¿te conté, Jack, que voté a los comunistas en las últimas elecciones? Lo hice porque pensaba que los pobres tipos no conseguirían ni un voto. Lo hice para ayudar a los perdedores. Ya ves, tampoco tendría que haberlos votado porque tenía menos de veintiún años, pero usé el voto de mi padre, que estaba en la cama con problemas de espalda. Le saqué la papeleta de voto del bolsillo de su abrigo sin que se diese cuenta y, en la cabina, les dije al poli que estaba fuera y al tipo de la mesa de dentro que yo era Harold Seaton, y ni siquiera se molestaron en mirar la papeleta. Y entré y voté. Así de fácil. No me lo creí hasta que volví a salir. Y lo haría otra vez, vaya que sí.


De Sábado por la noche y domingo por la mañana (1958)
Alan Sillitoe. Traducción de Mercedes Cebrián.
Editorial Impedimenta, 2011.


Albert Finney como Arthur Seaton
 en la versión cinematográfica de Karel Reisz.

lunes, 19 de agosto de 2013

Fussion: Impossible I

...
Hay una rosa,
en esta casa, madre,
hay una rosa,
y con estos capullos
un ramo forma
...



Señoras y señores, tonight en les festes de Gràcia (plaza Rovira), los inimitables, inigualables e imposibles Hermanos Cubero. Jotabilly pa'toda la familia...


domingo, 18 de agosto de 2013

Lazy river

verano, mediados de agosto, entre las 21:45 y las 22:15 horas, aprox.



Gene Vincent cantó de un modo precioso esta versión de (Up a) Lazy River de Sidney Arodin y Hoagy Carmichael en su primer larga duración, Bluejean Bop! (1956). Le acompañaban sus Blue Caps, con los guitarristas Galloping Cliff Gallup (solista) y Wee Willie Williams (rítmica), el contrabajista Jumpin' Jack Neal y el baterista Be-Bop Dickie Harrell.


sábado, 17 de agosto de 2013

Sterre gespanne

"En Sudáfrica había escuchado una o dos piezas de Schoenberg y Berg: La noche transfigurada, el concierto para violín. Ahora escucha por primera vez la música de Anton von Webern. Le han advertido en contra de Webern. Ha leído que Webern va demasiado lejos: lo que Webern escribe ya no es música, sólo sonidos al azar. Escucha inclinado sobre la radio. Primero una nota, luego otra, luego otra más, frías como cristales de hielo, tensas como estrellas en el cielo. Un minuto o dos de este embelesamiento, y luego todo ha terminado. 
"Un soldado norteamericano mató a Webern en 1945. Un malentendido, dijeron, un accidente de guerra. El cerebro que planificaba aquellos sonidos, aquellos silencios, aquel sonido-y-silencio, se extinguió para siempre."
Juventud (Youth), J.M. Coetzee (2002),
edición de Mondadori (2002), con traducción de Cruz Rodríguez Juiz.


Segundo movimiento (Bewegt - Movido) de las Seis piezas para gran orquesta, op. 6, de Anton Webern, escritas en 1909.
[Webern. Das Gesamtwerk Opp. 1 - 31. Pierre Boulez. Sony Classical, 1991.]

He aquí una descripción del propio Webern sobre las Tres piezas para piano, op. 11, de su maestro Schoenberg, que como señala Susan Bradshaw en las notas de la edición, parecería aún más apropiada para estas seis piezas
"No se desarrolla ningún motivo: a lo sumo, una breve progresión es repetida de inmediato. Una vez expuesto, el tema expresa todo lo que se ha de decir; y debe ser seguido por algo fresco."
La primera representación de esta obra de Webern tuvo lugar en Viena en 1913, y fue dirigida por Schoenberg, a quien estaba dedicada.


viernes, 9 de agosto de 2013

Many rivers to cross

"Many rivers to cross", de Jimmy Cliff.
Rob, el protagonista de Alta fidelidad (novela y film), querría que sonara este tema en su funeral, y en primera opción además.
Como extensión de la entrada anterior, ahí va...



... el church organ, la cadencia, la letra, esos coros, toda esa influencia del soul que tan bien supo recoger Jimmy Cliff. Yo también la quiero para mi funeral... que tome nota quien corresponda.

Struggling man


Si se tiene ganas, puede bailarse cualquier cosa (o casi). Pero, hay cosas que le obligan a uno a hacerlo. Y lo hacen, además, sin alardes ni f/x, tan solo con recursos más viejos que el ir a pie (que para lo que nos incumbe serían esos simples contratiempos).
Por cuarto año consecutivo, el amigo Pachi nos ha invitado a participar en la serie estival de "Who the fuck". Así que, seamos agradecidos y obsequiémosle con algo movidito y veraniego...



Este 'the best of' (de Jimmy Cliff) es uno de los que más he disfrutado -y gastado- de cuantos he tenido. No recuerdo cuando ni cómo llegó a casa, sólo que lo trajo alguna amistad de mi madre y que a principios de los 80 este doble LP daba constantes vueltas alrededor de mi tocadiscos. Hace años que perdí de vista el ejemplar físico, pero sigo sin olvidar el brío y luminosidad de aquel par de decenas de temas de la primera época del jamaicano. ¡Fabuloso!