Banda de Improvisadores de Barcelona (BIB), en el C.A.T., lunes 20 de junio de 2011.
Formación: Olga Ábalos (saxo alto y flauta), Tom Chant (saxos tenor y soprano), Alfonso Muñoz (saxo barítono), John Williams (trombón y saxo barítono), Pope (trompeta), Tino Regueira (guitarra eléctrica), Javier Carmona (batería y percusión), Eduard Altaba (contrabajo), Javier García (contrabajo), Juan Crek (voz), Ignacio Lois (teclado), Pablo Rega (dirección). Coordinación de Serapi Soler.
Faltó parte de la sección de cuerda (violín, cello y zanfona). Probablemente por eso Altaba, que normalmente toca el bajo eléctrico, tocó el contrabajo. Así se podía jugar con dos arcos. Y quizá, también, porque a diferencia de sus últimas actuaciones (Sant Pol, abril de 2011; Fundació Miró, julio de 2010; LEM, octubre de 2009), esta vez sólo contaron con un batería. En otras ocasiones, la presencia de dos percusionistas permitía -cuando se requería- dividir la sección de ritmo en dos bloques, uno con el bajo acústico y el otro con el eléctrico.
Según me pareció, este detalle de contar sólo con un batería fue bastante importante. Condicionó las ideas del director, Pablo Rega, y la plasticidad que sobre ellas se iba desarrollando, teniendo en cuenta que con dos fuentes de percusión antes podían crear un doble centro rítmico. En cierto sentido, la otra noche pasó como en la que fue su primera actuación "oficial", la que tuvo lugar en noviembre de 2008 en la sala Apolo 2 dentro del Festival Hipersons. De algún modo, esta actuación del otro día me recordó un poco aquel ya lejano debut.
No estamos diciendo que esto sea malo, al contrario. El concierto en Hipersons fue estupendo. Una presentación que sorprendió a todos los que asistieron. ¿Cómo era posible que, prácticamente de la nada, surgiera un proyecto novedoso (porque improvisación siempre ha habido en Barcelona) y distinto (en el sentido de que no era un proyecto plegado a unos pocos ítems comunes, sino que parecía abrirse a otras tendencias e influencias)? Era una pregunta retórica pero, en eso, en lo novedoso y distinto, en saberlo ser consistía y consiste buena parte del éxito artístico de la BIB, de las propuestas de su director y de la unión de un grupo ecléctico de músicos que, quizá en otras circunstancias no hubieran actuado juntos.
Pero, más allá de las circunstancias, ¿en que consistieron esas similitudes con el primer concierto? Pues, en primer lugar, porque me pareció que estilísticamente era mucho más concentrado que otras de sus apariciones. Es una cosa que a priori no es buena ni mala. Nos habla de las posibilidades con las que se cuenta, del oficio y del estado de ánimo del conductor. (Aunque sí hubo vaivén de géneros y divertimento en el bis que hicieron, que no pudimos grabar en vídeo, y del que hablaremos al final). Se trabajó con unas pocas ideas, y se optó por dilatar su crecimiento y destilar así el máximo posible de sus atmósferas.
Pero este déjà vu fue relativo. Otros factores situaban el concierto del otro día en un lugar tan lejano como estos dos años y medio que ya han transcurrido. Por ejemplo, que después de todo este tiempo, los músicos han demostrado estar cada vez más "conectados" con la idea colectiva de la orquesta. O, también, que al tiempo que consolidan su particular "signograma", se siguen probando otras cosas. Hubo algún momento en que alguno de los músicos hacía de (sub)director para una pequeña sección de la banda.
(Percepciones: como se funde el sonido en azul marino y oscuro en los unísonos.)
A continuación, varios clips de la larga impro que ocupo todo el concierto (unos 50 y pico minutos). Los cuatro primeros van bastante seguidos, ya que aunque debía cortar por limitaciones de grabación, la tarjeta de memoria era la misma. Entre el cuarto y el quinto tuve que cambiar de tarjeta, y por tanto pasa más tiempo entre un clip y otro. De todos modos, esta segunda también acabó unos minutos antes de que finalizase la improvisación. Del bis, por tanto, no pudimos registrar nada.
El bis fue una pieza de menos de diez minutos. Muy dinámica, juguetona, abierta, con algo de muestreo de posibilidades (como cosas que igual esa noche se habían quedado en el tintero) y con algún pasaje que recordaba a ciertas partes de la actuación del LEM. Hubo ritmos graciosos, ritmos que se iban deslavazando pero que se recomponían, funk, jazz eléctrico. Como un helado de postre, refrescante y que ayuda a digerir.
Este próximo sábado 25 de junio, la BIB se encerrará en un estudio para grabar el que será su primer disco.
Ya tenemos ganas de oírlo, pero lo en verdad importante es verlos.
No lo olviden.
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