viernes, 17 de junio de 2011

Camino al desván

Hace unos días, el blogger ÅƯŤØÐØĻØŘ contactaba con nosotros por un asunto relacionado con Camino al desván, una formación de música electrónica de Barcelona que funcionó a mediados de los años 80. Eran Jordi Cabayol, guitarra y electrónica, del que ya hemos hablado aquí a cuento del grupo Entr'acte y de las grabaciones que sigue haciendo de modo privado y bajo el nombre de Ocran Sanabu; y Mª Dolores García, teclados y electrónica, que en aquellos primeros 80 había fundado el grupo de pop sintético Logotipo (¡todo chicas!). Y también estaba Carlos Luis, piano y teclados, que había pasado por Entr'acte y que, según creo, sólo estuvo con Jordi y Lole durante la última temporada. Y en los inicios les había ayudado con el sintetizador Jesús Melcón.

ÅƯŤØÐØĻØŘ lleva tiempo recuperando trabajos de música electrónica y/o experimental de músicos y grupos españoles de los años 80 y 90, y en algún caso más recientes. Primero, en el blog Hand Beanies, y en la actualidad en su continuador, Spain Pain. Es una labor interesante y muy difícil. Interesante, porque se trata a todas luces de pioneros, y en algunos casos, de excelentes pioneros. Difícil, porque en la mayoría de los casos estamos hablando de autoediciones realizadas, sobre todo, en k7 y que ahora, huelga decirlo, resultan inencontrables. Bien, pues él las reflota tras haberlas digitalizado y limpiado convenientemente.

Cabría hacer un libro exhaustivo sobre aquella época y aquella forma de re/sub-sistencia. Ante la imposibilidad de difundir su trabajo (no había canales ni interés ni discográficas especializadas ni nada) o simplemente como un efluvio rebelde e independiente del aún vivo espíritu del punk, a partir de 1980 muchos músicos y creadores sonoros comienzan a trabajar sobre el formato de k7, un invento desarrollado por Philips a mediados de los 60. Junto a la música, poco a poco se fue desarrollando un "oficio" y unos canales de distribución, básicamente por correo. Era complicado, pues ni había internet ni nada que se le pareciera, pero a poco que se hable con cualquiera de los que estuvieron metidos en aquello, les dirá que la experiencia fue de lo más beneficiosa y gratificante. La venta por correos, hay que pensar, no sólo se limitaba a España, sino que los ponía en contacto con otros creadores y colectivos similares de Europa o Norteamérica.

Respecto al oficio, y por eso digo que todo esto merecería un libro, se desarrolló ya desde el principio una peculiar estética DIY (do it yourself) tanto en las portadas como en los gadgets (adhesivos, imágenes, textos, fundas...) que a menudo incluían. Una estética deudora tanto de la ciclostiladora como de los primeros fanzines punk; y que usaba las primeras imprentas rápidas como herramienta.

Pero, volvamos a ÅƯŤØÐØĻØŘ y a Camino al desván. Resulta que hace un tiempo, Jordi Cabayol envío a ÅƯŤØÐØĻØŘ un compact con 20 y tantos temas de Camino al desván. Se supone que dicho compact contenía todo lo que editaron, más alguna cosa más, durante el tiempo en que estuvieron funcionando, esto es de 1984 a 1986. Esto incluiría, entre otros, los k7 581 (1984) y Violines y trompetas/Una fuente inservible (1985) que autoeditaron en su sello Ortega y Cassette (nombre de profética lucidez que luego habría de ser copiado en reiteradas ocasiones), así como las diversas recopilaciones en que participaron, como por ejemplo, la que tal vez sea la más famosa, el LP 4 grupos de Barcelona (llamado así, aunque en realidad no se llamaba de ningún modo) que editó el sello Esplendor Geométrico Records (EG) en 1985, y en el que también había temas de otras tres formaciones de la ciudad (Avant-dernières pensées, Melodinamika Sensor y 32 Guajar's Faragüit). Y digo incluiría, en condicional, porque falta información de títulos y fechas que no venía, ya, en el compact que lo recogía todo.

De cualquier modo, y después de haber hecho una respetuosa pasada sobre el audio, ÅƯŤØÐØĻØŘ lo ha colgado en su actual blog:

http://spainpain.blogspot.com/2011/06/camino-al-desvan-compilacion-caballitos.html

No sé por qué, pero en su momento los había escuchado más bien poco, al contrario que a Entr'acte. Y no recuerdo si los llegué a ver en directo o no, aunque me suena haber visto una actuación suya en algún instituto de la zona de Maragall. Pero, vamos, mi memoria en este tipo de cosas es fatal. El único disco que tenía de ellos es ese LP que editó EG y que reunía a 4 formaciones de Barcelona. Un disco que me gustaba, también, por los otros participantes. Así que, en buena medida, he descubierto, o cuando menos he redescubierto, este material de Camino al desván.

Oídos ahora, me sorprende su modernidad. No eran un grupo de electrónica dura, tipo industrial, ni tampoco unos surrealistas-experimentales, aunque puntualmente pudieran coincidir en un tema u otro con alguna de ambas vías. Su música tiene un punto cinematográfico, con sus secuencias cuidadosamente repetidas. Hay ambientaciones, y esmero en la manera de crearlas. Son más flexibles y psicológicos que rítmicos y epitéticos. En este sentido, podrían estar cerca de unos Cabaret Voltaire o de unos Factrix. Sobre todo por esa atención al perfil, y por la sutileza con la que dibujan algunos de sus contornos.

Una cosa que ya no recordaba de ellos, es una querencia por lo "gótico" en algunos temas. Por cadencias, repeticiones hipnóticas, letanías como satánicas; por el empleo de coros angelicales, sonidos de órgano y paños de cuerdas sintéticos, todo destilando un ambiente malsano que bien podría acompañar las imágenes de una producción de terror de la Hammer o de La semilla del diablo. Esto bien podría ser algo de visionarios ahora que desde hace años está como de moda lo de la exótica y las bandas sonoras del cine de género. Imagino que este tipo de cosas en la época no les debió reportar demasiados amigos, en el sentido de que, como en todas las épocas y en todos los círculos, el que se sale de los 2 o tres caminos marcados acaba pagándolo. Aunque esto es sólo una conjetura. En cualquier caso, escuchar los tracks 11 y 25, por poner dos.

Pero Camino al desván no dejaba de ser un grupo de música electrónica de su época, y como ocurría con casi todos los que hacían ese tipo de cosas, la adoración por alguna -o todas- de las distintas escuelas de la música electrónica alemana de los 70 estaba al orden del día. En esta gran compilación también tenemos alguna cosa que nos recuerda -al menos a nosotros, no podemos decir si ellos lo pretendían o no- a Conrad Schnitzler, Cluster o el mejor Klaus Schulze (el primero, primero, of course), y en general a toda esa gran línea de la electrónica más introspectiva. Escuchen el track 23, por ejemplo.

Como ya se ha dicho, no era un grupo industrial, de rítmicas extremas y contundentes y todo eso, en la onda de unos SPK o Esplendor Geométrico. Pero eso no quiere decir que no tuvieran ritmo. Lo que ocurre es que usaban otros modelos. Su conexión con lo industrial, que la hay, se circunscribe más al terreno de lo paisajístico, de lo atmosférico si se prefiere. Y, en cambio, rítmicamente se siente que están más cerca de unos Residents o de Der Plan (a su manera, también hay que decirlo). Curiosamente, tienen un único momento absolutamente metronómico que, no sé por qué, me hace pensar en los posteriores Nine Inch Nails. De verdad que no tengo ni idea del por qué de esa asociación, pero es así. Tal vez ese secuenciador que se oye de fondo, y que se parece al de un tema de Pretty Hate Machine. Se trata del último track de toda la compilación.

Insistir, antes de acabar, en lo bien que sabían crear ambientes inquietantes y turbios, llenos de extrañeza, amenaza y también de desconsuelo y tristeza. En algunos tracks (5, 7 o 9), me hacen pensar en Cocteau Twins, This Mortal Coil y el sello 4AD en general. Unos fondos que tanto podrían servir para filmar un paisaje ballardiano (2) como una gélida escena de un polar de Jean-Pierre Melville (ese piano que aparece a veces teñido de azul, en el 3, el 5 y el 21).

Y, también, que en cuestión de sonido se adelantaron algunas veces. El track 13, en todo su conjunto, y aunque está hecho con el andamiaje analógico de la época, y presupongo que con andamiaje del barato, parece una pieza elaborada mucho después mediante laptops. No es un problema de técnica, sino del concepto sonoro: esas capas que van apareciendo, con información un poco codificada todavía; sonidos que parecen producidos por un cabezal lector y que devienen (levemente) rítmicos; texturas, rugosidades y mucho grano. O, también, por estar al caso de lo que había que estar, y usar, dentro de sus posibilidades, sencillas pero efectivas estrategias minimalistas para construir un tema o parte de él (track 15).

Nada más. Ahora les dejamos con "La escarcha", un tema del sampler de EG, que era un tema que todo el mundo adoraba y que todo el mundo empezaba poniendo cuando iba a pinchar ese LP. (Bonito ese piano un poquito impresionista).





Le queremos dedicar esta entrada a Jordi, y al resto de los Camino, así como a todos aquellos casseteros que hubo en nuestro país. Es un tema en el que nos gustaría entrar, aunque no lo haremos puesto que ni nos sentimos capacitados ni tenemos un arsenal con el que obsequiarles. Así que lo dejaremos en manos de los que entienden.

Ah, y no se olviden de pasar por Spain Pain para descargar la música de Camino al desván.

3 comentarios:

  1. Qué maravilla de comentario. Es dulce y emotivo. No tengo nada más que decir.

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  2. gracias a tí, que casi echo la lagrimita con La escarcha. la verdad es que ahora que lo tengo ya en cd, siempre lo guardaré cerca.
    gràcies, amic, per penjar-ho.

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  3. Gracias a la buena gente, creativa y, que podía subir a un desván. Hay muchos, poco conocidos, pero de una nobleza brutal. He hablado con muchos de ellos.. Ani Zinc (Neo zelanda) es para reirse a tajás.. Son maravillosas todas estas personas. yo también creía que eran taciturnos, raros, y tal..Y un huevo! Son gente estupenda y encantadora. Por eso eran "industriales". :D

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