viernes, 23 de septiembre de 2011

Ten points, John

El amigo Pachi me avisa ayer de que esa misma noche en La 2 se pasará un documental sobre The Beatles. Es The Unseen Beatles (Los Beatles inéditos), un producción de 2007 de la BBC para su conocida serie "Time watch". Nada nuevo, la verdad. El consabido esquema de documental televisivo de siempre. Me aburre bastante.
Con todo, tiene la virtud de no querer abarcar toda la carrera del grupo, sino de centrarse en un aspecto, que es analizar el por qué al finalizar su tercera gira estadounidense en 1966, en pleno éxito, decidirán dejar de tocar en directo.
Sus tres giras por los EE.UU. (1964, 1965 y 1966) fueron extenuantes. Como dice alguien en el documental, "fueron giras a una escala que el mundo aún no concocía". Batieron algunos récords impensables en aquel momento (los 55.000 espectadores del Shea Stadium de Nueva York en 1965) y se puede decir con toda seguridad que de sus giras surgió buena parte del negocio de la música pop tal y como hoy lo conocemos.
En ese contexto, siendo unos verdaderos pioneros en una industria que aún estaba por hacerse, hubo muchos factores que los fueron desgastando. Por ejemplo, la mala organización de las giras (tanto de las americanas como en otros países, con algunas anécdotas que rayan el surrealismo), motivos personales (la presión mediática, pérdida de intimidad y el creciente mal rollo entre ellos), también musicales (según su jefe de prensa de la época, "tras el verando del 63, el volumen de sus fans hizo que no pudiera volvérseles a oír bien en directo nunca más"). Además, estaban las amenazas y boicots en sus pasos por Japón y Filipinas, así como en esa tercera gira por Norteamérica.
La guinda fue la quema de discos del grupo y la aparición del Ku Klux Klan en algunas ciudades del sur de los states, con motivo de unas declaraciones que John Lennon había hecho unos meses antes y que fueron sacadas de contexto. Se habían destacado frases del cantante como "en este momento somos más famosos que Jesucristo", o bien, "no sé que desaparecerá antes, si el rock'n'roll o el cristianismo".
Todo esto ocurría justo antes de iniciarse su tercera gira por los EE.UU., que concluyó el 29 de agosto de 1966 en el estadio de béisbol de Candlestick Park, en San Francisco, ante 25.000 espectadores. Como dice Barry Tashian, el cantante de los teloneros en esa última gira (que no eran otros que The Remains), "la industria musical se inventó quince minutos después de ese concierto".

Y entre todo ello, una perla (además de unos pocos Súper 8 agradables de ver). En la segunda gira americana, al poco de salir de las Twin Cities (Minneapolis-Saint Paul), se incendia un motor del viejo avión que los transportaba. Hay inquietud entre el pasaje, el peligro es real.
En esas que Lennon va hacia la puerta, como para abrirla. El periodista Larry Kane, que les acompañaba en la gira, le dice:

"No puedes abrir la puerta a 4.000 metros de altura, John".

"Me voy al cielo con Buddy Holly", le responde.

Genial. Ten points, John.



(Aún tenemos otra buena frase de él: "no hay nada más suave que el mástil de una Rickenbacker".)

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