Siempre nos estamos preguntando "qué hubiera sido si...". La trascendencia de la cuestión varia según se trate de un amor imposible, un trabajo perdido, un raro aguardiente no probado, o un tren no cogido... Obviamente, siempre con ese componente negativo que nos hace especular sobre cómo de bien hubieran ido las cosas y partiendo de la base -dudosa- de que todo podría mejorarse; pues normalmente nadie se hace la pregunta tratando de dilucidar cuán peor podían haber sido (aunque hay de todo, claro).
Para no ser menos, aquí vamos a hacernos una pregunta de esas con un tema que nos preocupa aunque, ciertamente, no tenga la menor trascendencia. ¿Qué hubiera sido de los Perucho's de haber seguido tocando?
De entrada, es poco probable que hubieran seguido tocando. Dos de sus miembros -ya muertos- habrían tenido que abandonar más tarde o más temprano, caso del guitaferrista Jordi Graells y del alto Albert Subirats. Respecto a los otros dos, Ginger se apartó o dejó la música en un segundo plano una vez disuelto el grupo, y sólo Oriol Perucho siguió y ha seguido en activo hasta ahora. Primero, en los ochenta, involucrándose en tres de las formaciones más interesantes que hubo por aquel entonces en Barcelona: Tropopausa (con un estupendo disco homónimo en Zeleste/Edigsa), Koniec (con quiénes grabaría el primer disco, Senza parole) y Moisés Moisés (que tuvieron que autoeditarse una maqueta al no encontrar sello); luego, en los noventa, grabando una serie de imaginativos e inclasificables trabajos a su nombre y, ahora, formando parte del conjunto Les Anciens.
Pero, quedémonos en los años 90. Oriol Perucho grabó entonces tres CD en los que colaborarían muchos miembros de la escena barcelonesa, bien locales bien gente que andaba de paso y que se instalaría en la ciudad durante más o menos tiempo. Los discos fueron, Insultó, le multaron y dejó de comer (G3G, 1992), Zapping CD (G3G, 1994) y Así pasan 45 minutos (Hazard Records, 1998; que se puede descargar aquí).
En el primero de ellos, Insultó..., había un tema de buñueliano título en el que Perucho y Ginger volvían a reunirse, musicalmente hablando, después de bastantes años, interpretando y componiendo dicho tema, "Un atuendo diabólicamente clerical". Además de Ginger, al alto y ordenador, y Oriol, a las percusiones, les acompañan Néstor Munt, a la trompeta y fiscornio, Xavier Boixader, a los trombones, Pako Corbella, a la armónica, y Pere Boada, al bajo.
Seguro que es imposible saber qué hubieran hecho de haber seguido juntos, pero me parece adivinar en este tema algunas pistas de ello.
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