“Mis dedos están sangrando. Mientras escribo, mis dedos sangran. Pero tú ves letra impresa, fría, indiferente, toda igual… El pitillo se me cae y quema el papel. Pero la revista que tú lees no está quemada. ¿Verdad? La revista que tú lees está nueva y limpia y fresca. Y debo buscar palabras para decirte que mis dedos sangran y que el pitillo quema el papel. Pero no hay palabras. No existen estas palabras. ¿Cómo explicar con palabras la mezcla de desazón, color, sabor, placer, dolor… de unos dedos heridos, pulsando las teclas de una máquina de escribir?”.
Quien así escribía en 1975 era Claudi Montañá, desde su sección de correo de la revista Vibraciones, de subtítulo “La evolución musical de los años 70”. Textos acaso un poco extraños para encabezar lo que hoy serían las “Cartas de los lectores”; pero, precisamente por ello, fascinantes para un adolescente de entonces que ahora firma estas líneas y que en aquel momento descubría el rock y empezaba a iniciarse en conceptos como los de contracultura, underground o, explorando un poco más allá en el túnel del tiempo, vanguardias, escritura automática y heterodoxias en general. Claudi Montañá suponía una clara opción literaria en revistas musicales como la citada Vibraciones, cinematográficas como Fotogramas, contraculturales como Star o netamente ideológicas, como El viejo topo, de la que fue uno de los fundadores. No es extraño que, desde esta voluntad literaria, empezase a dirigir la colección Ucronía –de Iniciativas Editoriales, la de Vibraciones, El topo o Los tebeos del Rrollo-, en la que editaría el iconoclasta volumen de cuentos Self-service de sus amigos Quim Monzó y Biel Mesquida. Tampoco lo es que escribiendo sobre los Rolling Stones citase a Julio Cortázar, o a Pavese en un texto sobre Pink Floyd. El mundo pop, en su vertiente más underground, se entrelazaba en sus artículos con la alta cultura con pasmosa naturalidad. Véase sino la selección musical que incluyó en una breve autoentrevista presente en uno de sus últimos textos:
“ P.- ¿Cuáles son exactamente tus gustos musicales? Por ejemplo, caso de incendio y poder salvar sólo cinco discos, ¿cuáles te llevarías?
R.- Uno de John Cale… otro de Erik Satie, otro de Mozart, otro de Sisa, otro de Klaus Schulze. Y, si nos ponemos en plan “retro”, sobre mis gustos diré que me habían gustado mucho –varios me siguen gustando aún- los Pink Floyd, Rolling Stones, Tangerine Dream, Vivaldi, Sibelius, Pau Riba, Velvet Underground, Bob Dylan, Händel, Música Dispersa, Albinoni, Kevin Ayers y cientos de nombres más que nos llevaría varias noches tan sólo citar. No me ha gustado nunca Johnny Hallyday”.
Claudi Montañá fue uno de los grandes cronistas de la música progresiva y la onda layetana de los setenta (véase su admirable artículo “Rayos de sol en las catacumbas de nuestra música”, rescatado de otras catacumbas en lwsn; o sus dos entrevistas con Sisa presentes en la misma página). Pero también entrevistó a buena parte de la intelectualidad más avanzada de la década: a Vargas Llosa cuando vivía en Barcelona y se autoproclamaba de izquierdas; a Gonzalo Suárez o a Vicente Aranda en los inicios más heterodoxos de sus filmografías respectivas; a Ravi Shankarr cuando actuó en Santa Maria del Mar; o a dos miembros del Living Theatre con los que mantuvo una agria discusión ideológica. También dejó constancia escrita de su aprecio por Heráclito, Godard, Antonioni, Warhol, los beatniks, Baudelaire o los vanguardistas franceses de principios del siglo pasado. Y finalmente se mató en 1977, a los treinta y tres años, dejando el maravilloso poema “Gaspar Hauser” de Verlaine como testamento. Afín al movimiento libertario, hijo de panaderos, estudiante de filosofía durante un tiempo, miembro de la junta del cine-club de su Manresa natal –también intentó la creación de una escuela de cine en Barcelona-, habitante del barcelonés y más o menos ácrata barrio de Gracia, Claudi Montañá no pudo llegar a ser un escritor reconocido. Todo lo que nos legó a quienes no lo tratamos personalmente está en sus artículos en revistas habitualmente olvidadas. Para quienes lo conocieron –algunos de ellos futuros escritores, editores o músicos de prestigio-, era un personaje muy interesante y sensible y algo solitario. Hay quien nos ha dicho que su mirada inquisitiva, como si él se estuviese preguntando siempre el porqué de todo, resultaba turbadora. Como lo resultan, aún hoy, muchos de sus textos, caídos en el olvido y pendientes de una recuperación que quien firma estas líneas ha emprendido, sin éxito por el momento entre los editores –incluso entre los que fueron amigos de Claudi.
“En cualquier caso, te vayas o vuelvas, te quedes o no, quiero que sepas que cuentas con un amigo. Un amigo que, como tú, intenta vivir plenamente cada instante, en vez de morir poco a poco… Y que intenta huir de la trampa de la vida cotidiana, aunque a veces caiga también en lo profundo del pozo. Y grita, sabiendo que nadie le oirá…”.
Acaso ya vaya siendo hora, después de tantos años, de volver a oír a Claudi Montañá.
Comenzando por la derecha, Quim Monzó, Claudi Montañá y Biel Mesquida en un tenderete en las Ramblas para presentar el libro Self-service de Monzó y Mesquida, en el Sant Jordi de 1977.
Texto: Josep Maria Ripoll.
Créditos imágenes: Sección "El correo de Claudi Montañá" de la revista Vibraciones, cortesía de Josep Maria Ripoll. / Foto de Corea, Montañá y Sabatés, publicada en el blog manres, y cortesía de Wah-wah records. / Foto de la presentación de Self-service, publicada en el blog Plagueta de Bord, de Biel Mesquida.
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Josep Maria Ripoll ha recopilado artículos y material gráfico relacionado con el periodista, crítico y escritor manresano Claudi Montañá, con la idea de encontrar algún modo de hacer una edición con todo ello. Algunos lugares en internet, como la web sense nom o el blog de Manresa manres, o publicaciones de carácter general sobre los 70, han reflotado en los últimos tiempos una pequeña parte de material de o relacionado con Montañá. No obstante, dada la importancia de su legado, merecería un trabajo más específico, algo así como editarlo en un libro.
Si alguien quisiera contactar con Josep Maria por algún tema relacionado con Claudi Montañá, puede hacerlo a través del siguiente mail:
jtorrance.overlookhotel@gmail.com
Agradecimientos a Josep Maria Ripoll, por su texto y generosidad. Y también a Dídac P. Lagarriga, que nos gestionó con éxito un maldito embrollo con un PDF.
Muchas gracias señor Torrance, por su cordial reseña.
ResponderEliminarAprovecho la ocasión para notificarle que la edición de THE BONSO SESSIONS I, se ha agotado. Cosa que, como puede Vd. imaginar, nos congratula.
Un saludo.
RZ
Hola Josep Mª,
ResponderEliminarbuscando unas fotos encuentro unas de Claudi,leo su articulo y no pude hacer otra cosa que escribir estas letras.Conoci a Claudi personalmente,creo que en 1974,tenía 16 años.Por la amistad con un vecino suyo de Manresa entre en contacto con el.Ya habia leido algúnos articulos suyos en Fotogramas,Disco Expres y Vibraciones y me encantaban.Hasta la sorpresa de su muerte nos vimos muchas veces,en sun casa,en actuaciones o por la calle.Yo le veia como un maestro que tenia la paciencia de ser agradable y generoso con unos jovenes curiosos y deseosos de entablar relación con alguien a quien admirabamos. alfons58@hotmail.com
hola alfonso. le reenvío el mensaje a josep maria, dado que hace mucho tiempo que se hizo esta entrada y al no ser él quien lleva el blog, seguramente le pasaría por alto. gracias por tu comentario.
EliminarMucho me agrada el encontrar textos u artículos sobre Claudí. Gracias Sr. Ripoll.
ResponderEliminarFirmaré simplemente como un lector de Vibraciones pues mi nombre no diría nada.