Hoy me he despertado alegre... No sé a que será debido, pero a veces es mejor no indagar en ello. Para celebrarlo, un clásico -vacilón y lascivo- del Moisés Negro, "Joy" (1973).
En un garito de shawarmas que hay cerca de casa, el cocinero ha decidido adornar la fría y funcional entrada hecha de carpintería de aluminio con una serie de creaciones que él mismo hace sirviéndose de latas (de bebida, de comida) que recicla. Me ha contado que antes de trabajar ahí se ponía en las Ramblas a venderlas, pero que la policía municipal lo había multado tres veces. Total, que había decidido buscar un trabajo de "menos riesgo" y ahí estaba. Pero, no ha perdido la costumbre de elaborar esas cosas bonitas a partir de unos objetos que, como las latas de refrescos o de cerveza, no es que aborrezcamos pero somos, por saturación, insensibles a ellas; a sus logos, diseños y colores. Esta re-elaboración me parece fantástica: son las viejas conocidas y poco interesantes latas explotando y abriéndose en formas y colores que las transforman, definitivamente, en un objeto nuevo que vuelve a valer la pena mirar. Alegría.
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