Hace un par de días vi el documental Enron: los tipos que estafaron a América (2005), de Alex Gibney. Ya saben, aquel espectacular caso de bancarrota que hubo poco antes de lo de Lehman Brothers, las subprimes y todo el follón en el que ahora estamos metidos; casi como una premonición macabra de esta debacle capitalista.
En el film, más que un documental un buen reportaje periodístico, hay una anécdota que me llamó la atención. Se cuenta que el director financiero de la firma, Andrew Fastow, creó un montón de compañías para mantener las acciones de Enron al alza, difuminando en estas empresas la deuda real de la corporación. Muchas de estas compañías tenían nombres exóticos que a él mismo se le ocurrían. Por ejemplo: Jedi, Chewlo, Raptors, Sonar GP, Big River LP...
Una anécdota parecida se cuenta sobre las temibles opciones de arbitraje que los operadores de Enron infligieron cuando la crisis eléctrica de California en el 2000 y 2001. Una crisis que provocaron los operadores de Enron cuando estos decidían cortar la red eléctrica y así especular con la energía. Estas prácticas inmorales enfrentaron a la compañía con el gobierno del Estado de California, que no encontró apoyo en la Casa Blanca (era Bush Jr. el presidente, que además era amigo del presidente de Enron) a pesar de que la ley estaba de su parte. Bien, pues esas "opciones de arbitraje", que no eran otra cosa que una oprortunidad puntual de elevar el valor de la electricidad para así ganar más dinero, también eran bautizadas por aquellos operadores con nombres como Death Star o Ricochet.
Como podrán apreciar, hay un trasfondo hollywoodiense en el inconsciente de estos tiburones.
Mucho más cerca, en Madrid, leo que José Luis Rodríguez Neri, presidente de la Sociedad Digital de Autores (SDAE), la filial digital de la SGAE, y que hoy se halla en el ojo del huracán del escándalo que acaba de estallar, también se entretenía en bautizar sus empresas "fantasma" con pintorescos y pretenciosos nombres, como Luna Negra, Micromega, Imago Mundi o Hipotálamo.
Los tres primeros nombres puedo llegar a entenderlos, pero, ¿Hipotálamo? Lo que me pregunto es, ¿en qué debería estar pensando Rodríguez Neri cuando se le ocurrió llamar hipotálamo a una de sus empresas? Me parece todo un enigma.
Hubiese sido mejor "Pineal"... El Hipotálamo es un poco aburridón.
ResponderEliminarMaister Pricto, en mi opinión, la melatonina o la triptamina, que produce la glándula pineal, siempre podrán ayudarte a pasar el rato cuando no tengas dinero, en cambio, el dinero nunca podrá ayudarte a pasar las horas en que no produzcas melatonina o triptamina. Pineal hubiera sido infinitamente mejor, claro, pero la gente que monta sociedades-tapadera prefiere una relación directa con el centro de control primario. Sorprendentemente, creen tanto en el hipotàlamo que éste les hace concebir una noción de la realidad a la que no se pueden sustraer.
ResponderEliminarSaludos!