sábado, 15 de enero de 2011

Zodiac

Esta semana hemos vuelto a ver Zodiac (2007), de David Fincher, película que se basa en las circunstancias que rodearon el caso del asesino del Zodiaco. Ya la habíamos visto cuando se estrenó, y nos gustó. Esta vez nos ha gustado más. En parte por el modelo que toma como referente expreso, Todos los hombres del presidente (1976) de Alan J. Pakula (también me recuerda en cosas a Klute, del mismo Pakula, o La conversación, de Coppola), pero también por méritos propios. Por ejemplo, por huir de esa estúpida fascinación por los serial killers que encontramos en el cine reciente, y de la que en buena parte es culpable una anterior película de Fincher, Seven. Dice el director en los extras del DVD que no le interesaba mostrar al asesino en su casa afilando los cuchillos, sino ver cómo había afectado el caso a una serie de personajes que lo siguieron de cerca, de lo que podría desprenderse que esta Zodiac vendría a ser como una especie de expiación por haber hecho Seven.

Como en todos los films de Fincher, la fotografía y la ambientación son extraordinarias y muy meticulosas. En este caso, a nosotros nos gusta mucho más que otras películas suyas simplemente porque el objeto de atención en Zodiac nos interesa más también: el San Francisco de finales de los 60 y principios de los 70, entre Bullit y Harry, el sucio (cuyo asesino de ficción Scorpio estaba inspirado vagamente en el asesino del Zodiaco).

Otra de las cosas a destacar de Zodiac es su empleo de la pantalla panorámica (en este caso, un 2.40:1), que nos atreveríamos a calificar de primoroso. Desde que ha ido desapareciendo el formato 1.33:1, el del cine de toda la vida, equivalente al 4:3 televisivo, se ha ido poniendo de relieve la incompetencia y la futilidad de los realizadores. Ya se lo dijo Fritz Lang a Bogdanovich en el libro-entrevista de este último, "el scope sólo sirve para filmar serpientes"; aunque creeemos que el maestro alemán, más que despreciar el panorámico lo que estaba haciendo es advertir a los cineastas del futuro sobre su gran dificultad. En efecto, distribuir las cosas de cualquier forma dentro de un encuadre panorámico lo puede hacer cualquiera; ahora bien, hacerlo de un modo cabal, con intencionalidad, ya sea expresiva o no, etc., eso ya es harina de otro costal. Destacaríamos en Zodiac los planos combinados, con varios personajes dentro del cuadro, algo que con frecuencia obliga a replantear por completo la planificación de cualquier secuencia. Solucionar eso tal vez sea lo más difícil de un formato tan panorámico. Y si no que se lo pregunten a Nicholas Ray.



La banda sonora, como es inevitable desde hace 20 o 30 años, está repleta de canciones, lo que en el hotel pensamos que no siempre es bueno, ni siquiera en Zodiac. Al menos, muchos de los temas que suenan aquí sí son buenos: "Soul Sacrifice" de Santana, "I Want to Take You Higher" de Sly and the Family Stone, "Inner City Blues" de Marvin Gaye, "Hyperbolicsyllabicsesquedalymistic" de Isaac Hayes, "Deacon Blues" de Steely Dan...

Finalmente, es curiosa la historia de este asesino que se hacía llamar Zodiac, que enviaba cartas y criptogramas a los medios de comunicación y a la policía, estaba obsesionado con la película El malvado Zaroff de 1932 (The Most Dangerous Game, para entenderla en su versión original) y que habiendo evidencias de que no debía ser un tipo con muchas luces, hizo ir de culo a los cuerpos policiales de toda la Bay Area durante casi una década. La cosa es que no lo han pillado ni saben quién fue a ciencia cierta. Robert Graysmith, un caricaturista del San Francisco Chronicle, uno de los periódicos a los que Zodiac enviaba misivas, se decidió a recopilar en un libro (en el que se basa la película) toda la información sobre el asesino procedente tanto de los medios de comunicación como de los distintos departamentos de policía con jurisdicción sobre cada crimen. Esto y otras cosas parecidas, son uno de uno de los alicientes que ofrece la película, comprobar hasta que punto ha cambiado el mundo en tan sólo 40 años. La forma de comunicarse entonces, sin la informática, que convertía en proeza cualquier intento de cruzar datos. El peso -que ahora se nos antoja ridiculo- que llegaban a tener algunas disciplinas en la doctrina policial antes de las pruebas de ADN. O la importancia y manera en que se elaboraban los titulares en los periódicos de la época. Todo eso que, como dice Fincher en los extras, le interesa y que ahora es secundario (ahora preferimos ver como se peina el asesino en su casa, insisto). De hecho, y para rematar con Lang, Zodiac sería, por qué no, una digna continuadora de M, el vampiro de Düsseldorf (1931).

Hemos leído por ahí que si la película está bien pero se hace larga, etc, etc. Bobadas. No hagan caso. Permitan que se den las condiciones de posibilidad para disfrutarla en casa: desconecten teléfonos, apaguen la luz, envíen a la cama a los seres molestos, y disfruten. No es una obra maestra pero es una buena película. Y eso, en los tiempos que corren, es mucho. (Ah, y nos olvidábamos de los estupendos actores que intervienen en ella, Jake Gyllenhaal, Robert Downey Jr., Elias Koteas, Anthony Edwards, Brian Cox, John Carroll Lynch, Philip Baker Hall, Chloë Sevigny, Dermot Mulroney, y Mark Ruffalo, que está fabuloso).















El tema es "Hurdy Gurdy Man", de Donovan. No es el primer tema que aparece, que es "Easy to Be Hard" de Three Dog Night, pero es el que está sonando durante el primer asesinato que sale en pantalla, el del aparcamiento de Blue Rock Springs (Vallejo), la noche del 4 de julio de 1969.

3 comentarios:

  1. Josep Maria Ripoll15 de enero de 2011, 23:28

    Otro buen comentario, sí señor, y muy oportunas las referencias a Fritz Lang y Nicholas Ray, dos de los cuatro grandes tuertos de la historia del cine (premio a quien diga quiénes son los otros dos, con exclusión del cinéfilo autor de la entrada). De acuerdo con lo de la culpabilidad por "Seven", aunque esta fascinación cinematogràfica por los psicópatas es anterior y aunque yo la destacaría también como una película apreciable, con un buen sentido de la elipsis y un nada tópico desenlace. Si acaso, pueden haber sido temibles sus imitaciones, de las que sin duda cabe huir. Pero de acuerdo, y muy bien las observaciones sobre el formato panorámico, de las que supone un magnífico ejemplo el fotograma de la pareja con el medio cuerpo de espaldas del psicópata en primer término. Amplíen la imagen y verán.

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  2. sin duda, lo peor ha sido el pos-Seven. diría más, el hecho de que gusten tanto este tipo de cosas ni siquiera es culpa del cine, es que cada vez hay más zopencos. a mí nunca me ha gustado Seven, la verdad. recuerdo que la ví una tarde dcuando se estrenó y a la mañana siguiente ya la había olvidado (algo es algo, otras las olvido esa misma noche). sí, es entretenida mientras la ves, hay algo de ingenio, pero todo es puro artificio. de todos modos, si comento lo de Seven no es porque le tenga manía, sino por ese comentario que hace Fincher en los extras, y que aún sin referirse a Seven, creo que la alude. no sé, deberíamos preguntarle a él, pero apostaría algo a que ahora Fincher no haría una película como Seven.
    ah, Josep Maria, tienes un café pagao, ya lo sabes (no sé si te adeudo algún comentario anterior)

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  3. otra cosa, el primero que acierte con lo de los tuertos tendrá una mediana pagada en el Bar Bodega Costa Brava

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