martes, 9 de julio de 2013

El órgano Pérez Molero, una voz original del Barroco

El pasado domingo concluía el VI ciclo «La música al museu», que organiza el Museu de la Música de Barcelona. Se trata, como dice sintéticamente el programa general del ciclo, de unas "audiciones comentadas con instrumentos originales de la colección."
Se trataba de una sesión muy interesante, al menos para mí, pues el protagonista era un órgano barroco principios del siglo XVIII que fue cuidadosamente restaurado hace unos años.


Voy a transcribir y traducir dos párrafos del programa de mano de la sesión que explican las características e historia de este órgano, además de introducir la sesión, y que son de Pere de la Riva.
Órgano positivo. Manuel Pérez Molero. Segovia (Castilla), 1719. MDMB 581
Dimensiones: 2020 x 4500 x 800 mm. Tiene tres fuelles exteriores con palancas independientes que son accionados manualmente. Teclado: 45 teclas, partido entre do y do#, sin pedalero. Trece registros. Decoración: estucado de imitación de diferentes mármoles, con motivos dorados. Restaurado el año 2004 por Gerhard Grenzing.

El órgano Pérez Molero, una voz original del Barroco
A lo largo del Barroco, la construcción de órganos y la música para órgano llegó a un momento de máximo esplendor. Junto con el violín y el clavicémbalo, el órgano destacó como uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de la música instrumental. De este brillante período data el órgano Pérez Molero del Museo, una joya de la organería barroca española y uno de los ejemplares más singulares de cuantos se conservan en condiciones de ser tocados en nuestro país.
Montado dentro de un viejo mueble ornamental con una equilibrada riqueza de dorados y policromía, fue construido en 1719 por Manuel Pérez Molero en Segovia. Consta de un único teclado, con cuarenta y cinco teclas y trece registros, y dispone de tres grandes fuelles exteriores que, situados al lado, requieren de la colaboración de alguien que accione las palancas manualmente para suministrar aire. En el año 2004, fue restaurado por un equipo de especialistas dirigido por Gerhard Grenzing, mediante unos procedimientos que, además de respetar las técnicas y materiales de la época en que fue creado, le devolvieron su voz original. Este año lo podemos oír nuevamente en una sesión que, como es habitual, también forma parte del ciclo  «Els orgues de Catalunya», en el cual participará como representante exclusivo de la ciudad de Barcelona [este año]. Como novedad en la sesión de la presente edición, a la voz original del órgano Pérez Molero se añadirá la de un violín histórico de la misma época para interpretar juntos algunas sonatas. El programa incluye una selección de obras de diversos autores relacionados con la música barroca hispánica. Todos ellos coinciden en ser compositores e instrumentistas de prestigio que ocuparon cargos de importancia como organistas o maestros de capilla en destacadas sedes y cortes eclesiásticas del siglo XVIII.
Así pues, el programa musical estaba totalmente imbricado con el sujeto de la sesión, este fabuloso órgano Pérez Molero: piezas del italiano Domenico Zipoli (1688-1726), el valenciano Joan Baptista Cabanilles (1644-1712), los catalanes Josep Elies (1687-1755) y Pere Rabassa (1683-1767), más dos anónimos del siglo XVIII. Los músicos que nos agasajaron con tales maravillosos sonidos fueron el organista italiano Guido Iotti y el violinista portugués Nuno Mendes.



Más allá de decir que la música era fascinante, cosa que dicha así no tiene interés alguno, quisiera hacerles partícipes de un par de apreciaciones.
Antes de comenzar el concierto, ambos músicos se dirigieron al público para darles una mínima contextualización de los instrumentos en su época.
El joven Nuno Mendes (n. 1983) explicó que entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, no había prácticamente repertorio para violín (sí para órgano, en cambio). El violín existía, y se sabe a ciencia cierta que habitualmente participaba junto al órgano en la música litúrgica (y seguramente dejando un amplio espacio para la improvisación, como era habitual entonces).
Esta especie de "vacío", de falta de papeles, lejos de ser un inconveniente, ambos intérpretes lo tomaron como un interesante punto de partida. Por ejemplo, como dijo el mismo Mendes, esta sesión les serviría para hacer una especie de 'soundscape' (algunos asistentes se quedaron in albis al oír esto) de lo que debían ser los sonidos musicales de aquel período en el interior de las iglesias.
Por otra parte, esa carencia de partituras específicas para un dúo como el suyo, les brindaba también la libertad de hacer unas transcripciones y adaptaciones muy dinámicas de las piezas, que originalmente eran todas para órgano solo. ¿En qué sentido? Pues, porque les permitía jugar en algunos momentos concretos a 'intercambiar' los papeles o roles de cada instrumento: nos advirtieron que a veces oiríamos al violín hacer cosas más propias de un órgano, y a la inversa.
Para que luego se diga que hay cosas con las que no hay manera de ser creativo. La creatividad estará siempre en los ojos del que mira.

Ahí va el programa de la sesión escaneado




Y unos apuntes finales. El primero, que como parte del ciclo «Els orgues de Catalunya», también participó en la organización de esta sesión la Associació Catalana de l'Orgue.
El segundo, que próximamente haremos una segunda entrada sobre otra sesión de este ciclo a la que asistí hace un par de meses, en concreto la del retorno y estreno del excepcional claviórgano Hauslaib de 1590, que también pertenece a la colección del museo.
Y, finalmente, que este día del Pérez Molero no grabe ningún clip porque iba con la cámara mala, y me parecía un auténtico sacrilegio desdibujar aquel sonido tratando de registrarlo con una herramienta tan poco adecuada. Por otra parte, había una trabajadora del mismo museo que estuvo registrando audio y vídeo del concierto, y que me dijo que en breve irían colgando en internet éste y otros actos de esta temporada 2012-2013 (incluyendo sesiones tan interesantes como la del mencionado claviórgano Hauslaib, la pianola Weisner, Reinhard and Co. de 1911, o una zanfona del lutier francés Christian  Rault). Ya pondremos enlace llegado el caso.

2 comentarios:

  1. a ti que te gustan los órganos (¿?) seguro te gusta esta tradicion ya casi desaparecida.
    el final del siglo xix fue nefasto para la arquitectura en huesca. los iluminados de la epoca se cargaron en poco mas de una década una canmtidad monumental de palacios, casas señoriales, iglesias, conventos.... y los que no los dejaron que se cayeran poco despues. asi que la ciudad conserva muy poquitas cosas ( a mas de que la arquitectura tradicional sufrio el efecto piqueta en las decadas finales del xx).
    la antigua ciudad (capital del reino) era amurallada, claro. bueno de esas puertas tampcoo quedan. pero si las calles a que daban lugar. en una de ellas, la de la correria habia un convento. con su iglesia y su organo. desde 1600 se tenía constancia de la existencia de un duiende organista, concretamente un nemo, que manipulaba los tubos y producia estraños ruidos y sonidos. un duende organsita pre tayloriano.
    por mas que por donde estuvo el convento he pasado muchas noches, unas sereno y otras achispado, nunca he logrado escuchar lo qeu imagino tuvo que ser tan divertidamente creativo.
    a paar buen verano.

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    1. buena anécdota, Jesús. la pongo en el archivo. y que tenga usted un buen verano también, caballero.

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