domingo, 5 de diciembre de 2010

Cesan al director artístico de Imaxina Sons


Este fin de semana me ha llegado un mail preocupante del amigo Baldo Martínez, contrabajista que ha estado metido en un montón de cosas interesantes que han pasado en los últimos 20 años en este país: Clunia, Zyklus, TríEZ, dúos con Carlo Actis Dato o Maite Dono, además de sus proyectos, el cuarteto acústico, el quinteto, el ensemble Proyecto Miño, etc.

Además de músico, Baldo era el director artístico de Imaxina Sons de Vigo desde su inicio en 2005, un festival que en tan sólo 6 ediciones él consiguió situar en el mundo y convertirlo en una referencia ineludible para una forma de entender el jazz. Bien, pues en dicho mail, Baldo Martínez nos hace saber que ha sido cesado por la Concejalía de Cultura y Animación Sociocultural del Ayuntamiento de Vigo, que organizaba el festival. Se trata de una noticia triste y débilmente argumentada, como veremos a continuación en un extracto de la comunicación que le fue enviada a Baldo:
“Nos vemos obligados a aportarle aires nuevos a todas las programaciones que se repiten año a año para no caer en la rutina y volver a sorprender a los públicos que año a año apoyan el festival y a los nuevos públicos que queremos que se acerquen al jazz en nuestra ciudad (...). (...) agradeciéndote una vez mas tu labor, te comunico que para la próxima edición de Imaxina Sons 2011 haremos una renovación de la dirección artística, siempre siguiendo el espíritu y trayectoria de Imaxina Sons”
Veamos, por un lado, se ven obligados (¿por quién?) a aportarle “aires nuevos” a la programación pero, al mismo tiempo, garantizan que seguirán el “espíritu” (hay que echarse a temblar cuando alguien sigue el espíritu de nada, así que mejor no tener muy en cuenta esto) y “trayectoria” (por lo que no acierto a comprender el por qué de la destitución). Pero, vamos a explicar porque nos parece un disparate el haber tomado tal decisión.

Estuve en el Imaxina Sons el año 2008, en que fui invitado a dar una charla sobre música layetana. Y, aunque sólo pude quedarme tres días, tuve suficiente para entender la importancia que ya empezaba a tener el festival y la meritoria labor de Baldo al frente de él. Además, pude comprobar la buena asistencia de público no sólo a los conciertos estelares, sino también a las propuestas más arriesgadas, que las había y muchas. Una asistencia, además, que año a año iba creciendo, como han reflejado todos los medios de comunicación.

Como esto es un blog, vamos a dejar la objetividad a un lado, y vamos a defender la labor hecha por Baldo, en el bien entendido de que lo subjetivo no está reñido con la verdad, bien al contrario, con frecuencia es el lugar donde ésta reside.

Uno de los secretos de la buena programación exhibida por el festival en todo este tiempo tiene que ver con la forma de ser del mismo Baldo. Es una persona abierta, que sabe mejor que nadie lo imprescindible que es acercar determinadas músicas a nuestro público, que tiene por tanto un alto grado de compromiso (en su mail dice que “el Jazz es muchísimo más de lo que normalmente ponen a nuestro alcance”), y, encima, todo ello lo encontramos dentro de una persona a la que calificaría básicamente como nada dogmática.

Y esta es una de las cosas importantes, puesto que Baldo supo elaborar un principio programador muy abierto –insisto–, dialogante, capaz de atraer la atención de un amplio sector del público sin tener que bajar ni un ápice el listón de la calidad. En algunos sectores se le criticó por ser demasiado “europeo” en sus planteamientos. Posiblemente, pero quienes le conocemos y sabemos lo que piensa, sabemos que detrás de sus decisiones no había ningún tipo de planteamiento chovinista, sino la firme convicción de que había que dar al público aquello que en otros certámenes se le escamoteaba. Esto, me parece a mí, es característico de un librepensador.

Por otra parte, es cierto que hay muchas personas que podrían dirigir una programación arriesgada, pero estoy seguro que muchas de ellas confeccionarían unos programas más elitistas y cerrados (lo que también es necesario, por descontado que sí). Baldo no lo veía así, y por ello siempre trató de hacer congeniar el riesgo con la búsqueda de sectores de audiencia cada vez mayores. Por eso cuesta de admitir las razones esgrimidas por el Ayuntamiento de Vigo, que al final es el último responsable, pues si en verdad quieren seguir la “trayectoria” y al mismo tiempo ganar “nuevo público”, difícilmente encontrarán a un programador mejor.

Por otro lado, en el fondo tampoco me ha extrañado tanto la noticia. Recuerdo que en 2008, cuando estuve allí, y a pesar de que Baldo nunca me contó nada de una forma directa, yo, que soy muy puñetero, ya me di cuenta de que las cosas no iban del todo bien (y eso que sólo llevaba cuatro años en el puesto). Es más, recuerdo que poco antes de esa edición de 2008 me decía por teléfono que se estaba planteando dimitir. Finalmente siguió unos años más, hasta ahora, pero en todo caso es un detalle que me permite ver que no ha debido ser nada fácil para él llegar hasta aquí. Lo que nos lleva a la constatación de otra triste realidad, y es que en este país, además de combatir envidias hay que saber lidiar con la Administración (en mayúsculas y en general).

Quizá cuando existía Imaxina Sons no le dábamos importancia, estaba ahí, pero ahora mismo ya se echa en falta, el festival y la personalidad de quien tan sabiamente lo ha dirigido estos años. Afortunadamente, seguiremos teniendo al Baldo músico.

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