Tras la ley Sinde, nos llega del otro lado del charco un proyecto de ley que se está debatiendo en la Cámara de Representantes de EE. UU. La ley se llama Stop Online Piracy Act (SOPA), y su supuesto objetivo es combatir la piratería y proteger los derechos intelectuales. Pero las cosas no son tan sencillas. Dicha ley implica algunas cosa que dan miedo. Recomiendo este enlace para hacerse una idea rápida y, después, si se quiere, seguir navegando por internet, que hoy va cargado.
"Cualquier músico que no haya sentido -no comprender, sino sentir- la exigencia del lenguaje dodecafónico es un inútil. Toda su obra irá a remolque de las necesidades de la época."
Pierre Boulez
Más allá de la impetuosidad en la forma de expresarlo -creo que se trata de una cita de los años 50-, tras este aserto hay mucho más de lo que parece. Es una declaración estética pero también de principios. Como todo, como absolutamente todo en esta vida, discutible. Como debe ser.
La web sense nom ha publicado ya la tercera entrega de la historia de Suck Electrònic Enciclopèdic que se está currando Juanjo S. Todavía en los años 70, se subtitula "La conexión europea", y trata un poco de eso, de los vínculos que Jordi García y los suyos establecieron por ahí. Hay que señalar que es una entrada que contiene abundante material gráfico, no sólo fotos sino también recortes de prensa de la época. En fin, de lo más interesante. Ahí va:
"Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ. BWV 639", del Orgelbüchlein de J.S. Bach. Pertenece al ciclo de «La vida del creyente». Es más conocido como "Preludio coral en fa menor". Lo utilizó Andrei Tarkovski en Solaris. Además de en los créditos iniciales, suena en una enigmática escena en la que Kris Kelvin, el psicólogo que ha de decidir sobre la viabilidad de la estación espacial que orbita alrededor de Solaris, el planeta-océano ¿pensante?, y tal vez inducido por éste, le muestra a la segunda materialización de su mujer muerta 10 años atrás una vieja película familiar propia. Aunque más que enigmática es una escena sobre la conciencia: en una especie de montaje de extractos de distintos momentos vitales, vemos evolucionar al joven Kelvin, vemos también una presencia de mujer que va cambinado pero que tiene el mismo significado plástico en cada composición, y sobre todo vemos la Tierra, agua y nieve, hojas y vegetación. Como alguien dice en el film, "prefirió los gusanos al cosmos". El título del preludio es, "yo te llamo, Jesucristo". Como ha venido siendo habitual en esta mini serie de entradas con el Orgelbüchlein como sujeto principal, la versión vuelve a ser de André Isoir interpretada en el órgano de la iglesia Cantate Domino de Frankfurt am Main.
Ich ruf' zu dir, Herr Jesu Christ. BWV 639 by J.S.バッハ on Grooveshark
"Das alte Jahr vergangen ist. BWV 614", otra pieza del ciclo navideño de esa inagotable fuente de gozo que es el Orgelbüchlein de Bach. Se trata de una de las tres dedicadas al Año Nuevo. La versión vuelve a ser de André Isoir interpretada en el órgano de la iglesia Cantate Domino, en Frankfurt am Main.
Das alte Jahr vergangen ist. BWV 614 by J.S.バッハ on Grooveshark
"El año viejo ha pasado", se titula. Primera mañana del año. Música clásica y saltos de esquí.
Una recomendación: En 1974, Werner Herzog realizó el mediometraje documental El gran éxtasis del escultor de madera Steiner (Die Große Ekstase des Bildschnitzers Steiner). Trata sobre el saltador suizo Walter Steiner, cuya profesión era carpintero. Sus saltos eran tan largos que con frecuencia se salía de pista o la apuraba tanto que no tenía tiempo de posarse como es debido. Tuvo varios accidentes graves, durante cuyas convalecencias en el hospital se dedicaba a tallar pequeñas figuras de madera. En el documental de Herzog, Steiner dice que él no hace "sky-jump" (saltos de esquí) sino "sky-fly" (vuelos de esquí). Estaba permanentemente enfadado con los jueces de las pruebas en las que participaba, con la insensatez con la que tomaban algunas decisiones sobre en que momentos se podía saltar o no, y porque -decía- no entendían esa peculiaridad del sky-fly.
Ahí tienen la secuencia de inicio, con la cámara súper lenta y la música tenuemente religiosa de Popol Vuh. Buscad el resto por internet o haceos con ella porque es una grandísima película que demuestra que Herzog tiene una mirada especial bajo cualquier circunstancia, bien sea en un remoto y exótico lugar o al doblar la esquina de su casa (justo su anterior película, Aguirre, la cólera de Dios, la había rodado en el Amazonas).