miércoles, 14 de septiembre de 2011

Try some Ammonia, de Henry Threadgill & Very very circus

Very Very Circus (Mejeriet, Lund, 1993). Foto © Lars Backström.

La música de Henry Threadgill siempre me ha parecido mágica. O que tiene algo mágico. Enigmático. En primer lugar, porque parece que cuente historias. No en un sentido diegético. No es una narración clara, con un planteamiento, un nudo y desenlace. O simplemente una historia que termina y acaba. No, lo que hay es la sensación de que te remite a un mundo sugerente muy completo y autosuficiente hecho de significados y valores. Y en buena medida es por la calidad y la cualidad de sus sonidos. Por la disparidad de sus colores y procedencias. Y, sobre todo, por la sabiduría con la que junta esos sonidos y los mueve. Su música es cálida y suave, sensual e imaginativa, sorprendente y dinámica. Y especialmente poética.

"Try some Ammonia", del disco Too much sugar for a dime (Axiom/Island, 1993).
Henry Threadgill (saxo alto) & Very Very Circus: Mark Taylor (trompa), Brandon Ross y Masujaa (guitarras eléctricas), Edwin Rodriguez, Marcus Rojas y Dorian Parreot II (tubas), Gene Lake (batería).




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